Despliegue de un cuerpo sin rostro

La obra que forma esta exhibición es producto de una depurada selección de una serie de obras

que realizará la autora a partir de auto revisarse con la fortaleza de su inteligencia interpersonal, pero que al ser una mujer de Chihuahua ampara una retórica del hipérbole femenino en el seno de una sociedad machista. A simple vista dicho atributo es más que suficiente para dotar de valor la propuesta artística, pero la obra de Patricia Márquez va más allá.

Cada una de las piezas esta cuidada de los signos, símbolos y significantes que se emplean, cajas que imploran al voyeur, pinturas que muestran las texturas de la seducción y el hedonismo, pero sobre todo un ser humano que se despliega ante los ojos del otro: un cuerpo sin rostro.

La dominancia del color, del óleo que nos recuerda que lo que estamos viendo es una pintura y del objeto como fetiche del cuerpo, de la sexualidad y la censura, son algunas de sus constantes en el grueso de la propuesta. No hay repetición, no hay series. Hay obras que se van ensartando en la fina urdimbre de la interpretación sensoria, sensual y racional. Es un grito de la mujer para la mujer, para el varón y para la sociedad; es un grito al deseo de una libertad reprimida aún en pleno siglo XXI.

Con una fuerza impresionante, virtuosismo y empeño, su propuesta reta a la mujer subyugada por las estructuras sociales. Libre y segura en un logro único y personal, su discurso plástico visual hace evocaciones permanentes a la fuerza de lo femenino, al erotismo inmanente y al testimonio de la percepción alterada del concepto “mujer” por una sociedad rancia sumida aún en cánones de la falocracia.

Othón Téllez

Junio del 2011/Oaxaca, México

www.othontellez.mx